Fútbol Inglés (BRITCORNER)

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Una falda y una flor

Falta una hora y media para que arranque el Escocia-España. Llego a Hampden Park en el autobús de prensa, con los ojos como platos, degustando de cerca un estadio mítico. Disfrutando del momento. El ambiente aún es frío y no por la temperatura, que también. Los cánticos que esperaba en los alrededores del estadio no aparecen, sí el bullicio de la gente que busca su puerta de entrada al estadio. El aficionado escocés, algunos con su correspondiente falda, resguardaba su garganta hasta el comienzo del encuentro. Normal, iba a ser una noche dura.

Nos dirigimos a la zona de prensa. Y la primera cara conocida que me encuentro es la de Kenny Dalglish, leyenda escocesa y del Liverpool. Departe amigablemente con un periodista mientras la Sky ofrece un especial sobre su persona. Un recorrido por su carrera en la previa del encuentro. No pierdo detalle mientras el propio Dalglish ni siquiera alza la mirada. Bueno, es normal, me digo a mí mismo. Este tío es una mito aquí. Y los mitos no le dan importancia a cosas como esa.

Llega el momento de salir al raso y buscar mi asiento. Estamos en la zona de prensa, no nos dejan grabar y tengo la suerte de poder disfrutar del espectáculo. Salen los equipos. Al grito de “Scotland, Scotland” Hampden Park se convierte en una caldera. Suenan los acordes del himno español y el respeto es absoluto. Me gusta.

Y aparece Amy McDonald, escocesa y cantautora. ‘Flower of Scotland’ cantado por 50.000 personas. Solo puedo emocionarme y disfrutar a tope del momento. Es un ambiente único, un himno cantado con pasión por todos y cada uno de los asistentes. Todos de pie, todos unidos. Los que no éramos escoceses también.

Arranca el encuentro y el “Scotland, Scotland” abrasa los oídos. Escocia no juega a nada, probablemente tendría dificultades para jugar en nuestra Segunda División. Pero a la gente eso le da igual. Un aficionado que tengo delante pide “fucking presión”, España maneja la pelota mientras los escoceses corren detrás de ella. Perdiendo por dos goles de diferencia no se escuchó ni un reproche a sus hombres. Nada, ni un tímido silbido. Imaginaos el ambiente tras el empate de Piqué en propia puerta. La locura. Suena la música y Hampden Park hierve. “Scotland, Scotland” retumba cada vez más fuerte. El milagro está cerca.

Pero Kenny Dalglish estaba en una cabina de comentarista y sobre el campo un grupo de voluntarios sin mucho fútbol. Llorente acabó con su sueño y pone muy difícil su clasificación para la Eurocopa. No importó, los escoceses fueron despedidos con cariño por los suyos. Se habían dejado el alma. Las faldas escocesas desfilaron sin hacer aspavientos. Yo me fui con el recuerdo del Flower of Scotland, un recuerdo imborrable.

       

 

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