Fútbol Inglés (BRITCORNER)

Robinho y el Club del cable ‘pelao’

alt=”” width=”300″ height=”225″>Francisco Molina escribe para Brit Corner su particular visión del polémico caso Robinho.

Paco Cepeda, habitual contertulio deportivo de Canal Sur Radio, instauró tiempo atrás el llamado Club del cable “pelao”. En él, se dan cita todos esos futbolistas que por “x” o por “y” cometen ciertas excentricidades, poseen habituales salidas de tono o, fundamentalmente, destacan más por sus actuaciones fuera del tapete verde que dentro de éste.

Robinho es, hoy por hoy, por condiciones futbolísticas y por trascendencia mediática el auténtico líder de tan ilustre club. Días atrás, más concretamente el martes pasado, saltaba la penúltima noticia acerca del brasileño. El Sr. Robson de Souza, abandonaba sin permiso y previo aviso (casi con nocturnidad y alevosía) la concentración del City en Tenerife, camino de Brasil, haciendo saltar todas las alarmas en el seno del club de la ciudad de Manchester. Ni es la primera ni muy posiblemente será la última “robinhada”.

La actitud del brasileño, vista desde fuera, es incomprensible. Digo desde fuera porque quizás el modo de actuar de Robinho este fundamentado en autenticas razones de peso, aunque bien es cierto que uno piensa que la profesionalidad debe de ir por delante y ser antepuesta a cualquier otra circunstancia, pero Robinho desgraciadamente parece ser que la única profesionalidad que entiende es la de sus caprichos. Como se dice por el sur: “niño en el bautizo, novia en la boda y muerto en el entierro”. Es muy complicado lidiar y trabajar con futbolistas así, por muchas cualidades técnicas que se posean, por mucho que puedan aportar sobre el campo, si les cuesta entender la disciplina de equipo, el trabajo en grupo, el día a día, y anteponen casi por norma sus intereses personales a los del grupo, es imposible. O casi.

Camisinhas
Uno recuerda su salida del Santos, forzando la situación, declarándose en rebeldía, para poder fichar por el Real Madrid, sus andanzas junto a Ronaldo dentro del vestuario blanco y en las calles de la capital de España o el famoso episodio de las “camisinhas”, por citar algunos casos, su posterior salida del club blanco (“por razones de índole humano; Calderón dixit”) en aquel último día del pasado mercado estival teñido de tintes de locura y cegado por los petrodólares ofrecidos desde las islas y los une con el episodio de esta semana y termina acabando en el tan usado refranero español y en su “dios da pan al que no tiene dientes”.

Da auténtica pena observar desde el otro lado de la orilla como un jugador desaprovecha así sus mejores años de fútbol. Es un hecho totalmente claro que Robinho no ha tenido nunca a nadie (¡cuánta falta le hace!) que haya mirado más allá en su carrera deportiva, marcando correctamente los pasos de ésta y tratando de guiarle de manera lógica y sensata (en pocas palabras, hacerle entender que uno más uno son dos y nunca pueden ser tres) para poder estar cerca de conseguir como él bien declaro meses atrás “lograr ser el mejor futbolista del mundo” y, por qué no, compatibilizar ese honor con la presidencia del ilustre, distinguido y señorial Club del cable “pelao”. Otros ya lo consiguieron en su día.

¿Será esa persona Scolari, “Felipao”? Apostar por él, parece que apuesta y fuerte con una oferta mareante. Ojala, sí las negociaciones acaban en buen puerto, esa fuerte inversión merezca esta vez la pena.

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