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Villas-Boas, la ambición portuguesa


Adrián Calviño// Twitter: @AdrianCalvinho.- Decadente pero encantadora, con sus empedradas callejuelas, sus gentes sencillas y sus bodegas al pie del río, Porto le pareció a Sir Bobby Robson el destino ideal para continuar su carrera en el fútbol portugués y abandonar Lisboa, donde su forma de entrenar al Sporting había llevado a los dirigentes de los dragoes a obsesionarse con su contratación para la campaña 1994/1995. Aunque el cáncer que se llevaría definitivamente al genial inglés en 2009 había empezado a importunarle en 1991, Robson estaba en uno de los mejores momentos de su carrera. Triunfó como pocos a orillas del Duero y sus dos títulos de liga consecutivos fueron el origen y quién sabe si una de las causas de la posterior hegemonía del Porto comandada por António Oliveira.

El británico se ganó así a pulso el cariño de los tripeiros, que le llegaron a conocer por el sobrenombre de “Bobby Five-O”, en alusión al resultado de muchos de sus partidos. No contento con eso, Robson se encargó además de legar su enorme sapiencia futbolística a dos hombres que hoy son una auténtica referencia en los banquillos: Jose Mourinho y André Villas-Boas. La trayectoria de este último comienzaría en los inicios del técnico inglés en Porto, donde Mou ya ejercía de ayudante…

Casi recién llegado a la ciudad, uno de esos días en el otoñal Porto de 1994, tras revisar su correspondencia, una de las cartas hace merecer su especial atención; está escrita en perfecto inglés por uno de sus vecinos, el joven André, de 16 años. Además de discutir diferentes aspectos tácticos, la misiva se centra en reclamar mayor presencia en el once inicial para Domingos, uno de los atacantes del equipo. Sorprendentemente, Robson vio como aquel imberbe y desafiante joven portugués podría convertirse en un buen complemento para su equipo técnico y empezó a ser un habitual en los entrenamientos del primer equipo, siendo cada vez más numerosos sus informes del rival, análisis, estadísticas varias, etc.

Curiosamente y 17 años más tarde, el fútbol, siempre caprichoso, haría que Villas-Boas tuviera que disputar la final de la COPA de la UEFA 2011 con su Porto ante el Braga de Domingos Paciencia, aquel para el que pedía más protagonismo. Pero volviendo al principio, si con 16 años eres capaz de entrar en el cuerpo técnico del Porto tras mandar una carta a su entrenador es que la historia tiene, de antemano, algo especial preparado para ti.

Característicamente precoz, dio su primer, y único demostrable hasta ahora, paso en falso con 21 años, al convertirse en Director Técnico de la Selección Nacional de las Islas Vírgenes. Pasada la extraña y efímera aventura -provocada en parte por la salida de Robson hacia Barcelona-, regresó al Porto, ya extremadamente formado académicamente, de la mano de Mourinho y siguió al portugués en sus aventuras en Londres y Milán. “Él es mis ojos y mis oídos”, decía Mou del joven André, resumiendo así la ardua tarea cómo espía de los rivales que realizaba el flamante nuevo entrenador del Chelsea; sus extensos y completos informes traspasaron el vestuario y se hicieron mundialmente famosos. Expuestas sus capacidades, con semejantes profesores y una ambición desmesurada, era fácil aventurar que su destino estaba en primera línea de banquillo. Así, tras un breve paso como entrenador de la Académica de Coimbra llegó al Oporto de sus amores; y de ahí al éxtasis.

Nadie pudo haber previsto los tremendos éxitos cosechados después con los dragoes. Y cuando su marcha empezaba a cobrar fuerza, nadie le veía saliendo del club presidido Pinto da Costa; se le veía como un hombre de club, de la casa, dispuesto a continuar hasta el fin de su ciclo, a recorrer el camino con mesura. Pero la normalidad y la paciencia nunca ha caracterizado la vida –futbolística, se entiende- de André Villas-Boas. Los cantos de sirena –rusa, millonaria y moradora en las turbias aguas del Támesis- le hicieron caer en la tentación. Un megaproyecto irrechazable en Londres. Curiosamente, la posibilidad de reflotar un conjunto perdido desde que su mentor Mourinho lo hubiera convertido en uno de los grandes de Europa. Su decisión, sin embargo, ya empieza a crear controversia. Los más viscerales han apelado a su falta de lealtad hacia el club que le vio nacer, a su cobardía por abandonar el barco a la primera oportunidad.

Racionalmente, puede verse como un paso apresurado, un paso que quizá llegue demasiado pronto. Pero no entiende AVB de imposiciones o restricciones. Su ambición no conoce límites y nada quiere que se interponga en su camino; se ha marcado plazos y está dispuesto a cumplirlos: “Esta profesión conlleva un desgaste emocional muy grande, por eso quiero cumplir mis objetivos y dejar huella en 10 años, 15 a lo sumo”. En todo caso, triunfar en Londres se antoja tarea complicada; aunque las primeras impresiones le profesan un amor casi ilimitado. La afición blue, expectante e ilusionada, ya ve en el portugués a “The Special One. Part Two”. Aunque sus carreras tengan ciertos y reconocibles paralelismos, la comparación entre Mourinho y Villas-Boas no resiste un análisis en detalle. El propio André, cansado de la canción, se desmarca siempre que puede: “Tengo más de Robson que de Mourinho”. Lo cierto es que tiene de ambos. A la vez, no tiene de ninguno; AVB es estilo en sí mismo.

Con su sola presencia, y pese a ciertas críticas atacando su desembarco en Londres, el Chelsea vuelve a ser temible, vuelve a tener personalidad en el banquillo. Yo aplaudo a Vilas Boas; el fútbol siempre reserva un lugar especial para los valientes. Ambición portuguesa, legado de Sir Bobby Robson.

 

Comentarios

1

pueden ser un gran fichaje, ademas le gusta el juego rapido y ofensivo, si le sumas buenos jugadores lo normal es que triunfe.
pero debe desmascarse cuanto antes del “special two”, sino le va a acompañar toda su carrera, y no es bueno, ser la imitacion de nadie.

aunque por lo menos se podia haber quedado este año con los dragones en champions, y ver que tal se le da jugar contra equipos de primerisimos nivel

DAVIDIRRACIONAL
28 de junio de 2011 a las 11:43 am
2

Me da que hara un ciclo de años similar al que tuvo Mou alli(en cuanto a años), es decir, unos 3 o 4 años.

Y quizas menos ya que cuando Mou decida volver a las islas quizas sea su destino la capital de España o quien sabe si cuando Guardiola se decida a ir 7 años al Tibet a filosofar(se podria llevar a Messi de paso,jajaja), pueda encajar en la cultura cule, quien sabe….

irbisalmaden
5 de julio de 2011 a las 11:47 am
3

[…] *Publicado originalmente en http://www.britcorner.com: https://futbolingles.es/villasboas-la-ambicin-portuguesa/ […]

Villas-Boas, la ambición portuguesa « El 8 a la espalda .
18 de febrero de 2013 a las 8:55 pm

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