Veinte años de un calvario
¿Se imaginan a un seleccionador que esté dispuesto a ponerse un micrófono en los banquillos? ¿Se imaginan a ese seleccionador discutiendo con un árbitro y que todo el país lo escuche? Estas y otras muchas preguntas tuvieron respuesta hace veinte años. El calvario más duro al que cualquier entrenador se ha sometido jamás en Inglaterra y quizás en el mundo. La prensa británica solía y suele llamar ‘The impossible job’ al trabajo de ser entrenador de la selección inglesa o al de ser Princesa de Gales en los tiempos de Diana. Para muchos, la presión sobre esos dos cargos es algo que jamás sus inquilinos han podido soportar. Nos situamos en la fase de clasificación para el Mundial de Estados Unidos. Inglaterra se encuentra en pleno de período de transición tratando de asumir el fin de la buena etapa con Bobby Robson y el fracaso en la Eurocopa de Suecia 92.