¿Por qué la Copa del Rey no es la FA Cup?
La moda es ahora darle la vuelta. Negar un declive para justificar el propio. Aislar desde los Pirineos hacia dentro lo que en realidad sucede fuera para aprender que no criticar. No es la panacea y, a buen seguro, como algunos apuntaron ha perdido algo nivel, no hay duda. Sin embargo, la competición más antigua del mundo en el fútbol, la FA Cup, responde a los valores de antes y sigue siendo la referencia de los torneos del ko. España va hacia otra final de ruido, de los dos más grandes entre Madrid y Barça, de audiencia asegurada y clima tóxico en muchos de sus análisis previos lejos de lo que sucede en el césped. Inglaterra se dirige hacia unas semifinales con dos Premier, un segunda y un tercera en cuanto a las categorías de los equipos. Quizás el paladar de muchos aficionados sólo vea una, para los más básicos, mediocre final entre Arsenal y Hull, por poner un ejemplo. Sea cual sea el destino, los alicientes serán tantos como ver que el Sheffield United podría llegar a su primera final desde 1936, que el Hull no lo ha hecho nunca o que el mismo Arsenal lleva desde 2005 sin ganar ningún título. Si eso es poco bagaje el Wigan es el actual campeón y está en la segunda categoría del país. Atractivo es bastante.
Hitos
España vio como la gesta del Mirandés será recordada durante años y quizás tarde los mismos en repetirse, todo el país se volcó y se emocionó, ¿No se lucha por intentar que vuelva a pasar algo así? La magia de aquella cita tiene en el formato de la Copa del Rey una barrera que interesa a los grandes y a los que silencian que el doble partido es una losa. Se hicieron pruebas pero a medias. Aquellas que llevaron a realizar el sorteo para favorecer a los pequeños ¿Por qué favorecer a alguien? Cayeron muchos primeras y aún los amantes del Madrid-Barça siempre en una final recuerdan aquella entre Recre y Mallorca para justificar el formato. Pasos como poner partidos coperos en fin de semana se han dado pero el más importante ni se da y ni se quiere dar. La modernidad no sólo está en el ejemplar juego de la selección española o en el ya sabido buen nivel de los clubes españoles en Europa. La modernidad también es saber reconocer que algo falla. Ni fecha fijada para escenario de la final en muchos meses ni sorteo puro ni nada muy destacable para que la fiesta del fútbol, que es la Copa, mejore como ya lo hizo el fútbol base español que es una gran referencia.
Cambios
Lo seductor de una competición deportiva debe estar en las historias.a En finales que se recuerden no sólo porque sean un clásico más. Quizá sea un ejercicio de romanticismo pedir que la Copa del Rey tenga el modelo inglés pero también se debe luchar por educar al aficionado hacia otra cosa. Las culturas son distintas pero al final del atrevimiento surge luego una tendencia. La Premier se atrevió a poner los tres puntos, a eliminar gradas de pie por la tragedia de Hillsborough, a modernizar un fútbol arcaico, a dotar de las retransmisiones un toque mercantil y a tantas cosas que la hacen ser la más rentable fuera del eterno debate de si es mejor o no. Ver a un modesto soñar con una final es algo que debería invitar a proponer el cambio. De momento, habrá que cruzar los Pirineos.
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