Fútbol y política, pasión infinita
La relación entre la política y el fútbol ha sido un partido en sí misma sin final aparente. Desde los tiempos más duros del ‘thatcherismo’ hasta un vínculo amable del actual Primer Ministro, David Cameron, que lleva a su hijo a ver al Aston Villa cuando su agenda le deja. Un repaso por esa relación nos conduce a todo tipo de momentos tensos como en los 80 cuando las tragedias de Hillsborough o Bradford y el auge del ‘hooliganismo’ marcaron esa era de forma muy negativa. Se llegó a decir que Maragaret Thatcher despreciaba este deporte más vinculado en esos tiempos con la clase obrera y lejos del lado conservador. Si hay un número futbolero es el diez, justo donde queda la casa de los máximo mandatario británico en Downing Street. Después de Hillsborough se produjo el lavado de cara en fútbol inglés aunque la Dama de Hierro siempre pareció querer ignorar la importancia de este deporte. No pasaba lo mismo con alguno de sus más fieles colaboradores y compañeros de Partido. David Mellor, miembro del Parlamento británico entre 1979 (llegada de Thatcher al poder) y 1997, fue portada de numerosos tabloides y no por sus éxitos políticos.
El excéntrico Mellor soportó la mofa de medio país cuando se supo que hacía el amor con la camiseta del Chelsea, el equipo de sus amores. Así lo contó su amante en uno de los momentos más turbios del sensacionalismo inglés. Resulta curioso que ese equipo también fuese el club de las pasiones de John Major, más aficionado de cricket pero reconocido hincha del Chelsea. El Partido Conservador, ya sin Thacher en el poder, mostraba mayor apertura y vínculos con el fútbol, algunos demasiado pasados de tono como el de Mellor. Major introdujo leyes impensables en la era Thatcher que ayudaron al crecimiento de la Premier como la conocemos hoy día. Con Tony Blair, símbolo de la tercera vía que pretendía un punto medio entre izquierda y derecha, la pasión por el fútbol continuaba. Hincha declarado del Newcastle (a pesar de nacer en Edimburgo) lo que conllevó una gran ayuda a la zona noreste del país para generar más escuelas de fútbol en esa zona. Su hijo está vinculado con el mundo de los agentes mientras que Blair siempre mostró su deseo público del éxito de la selección inglesa, milagros no existen.
El sustituto de Blair en Londres fue Gordon Brown. Escocés y fan del modesto Raith Rovers se ganaba la entrada a los campos vendiendo programas de los partidos de joven. Siempre ha confesado que su mejor momento fue el de ver ganar a su club al Celtic en Copa de la Liga por 6-5 en 1994. A diferencia de Blair, Brown apoyaba a su Escocia natal aunque fue una de las figuras más decisivas que pelearon por la candidatura de Inglaterra al Mundial de 2018. Lo último ha llegado con Cameron. El actual Primer Ministro apoyó el uso de la tecnología del ‘ojo de halcón’ en la Premier y se dejó ver con Obama viendo un Estados Unidos-Inglaterra. Queda claro que quién aleje al fútbol de la política no sabe ni que es una cosa ni la otra. Eternas compañeras de viaje en muchos rincones del mundo.
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