El adiós a un modelo de profesional
La retirada de David Beckham
Lo tuvo todo para ser un prepotente y no lo ha sido. Lo tuvo todo para dejarlo pronto y no lo hizo. Lo tuvo todo para ser arrogante y siempre ha sido cercano. Lo tuvo todo para decir malas palabras y no salió un insulto de su boca. Lo tiene todo y se ha ido en lo más alto. Hacerlo con 38 años y ganando un título liguero dan fiel reflejo de su fuerte vínculo con el fútbol. Más allá de los focos y los contratos de imagen, Beckham siempre será un amante del deporte que le hizo ganarse el respeto de medio mundo. Genio en el centro, elegante en el toque y noble en el césped nunca dejó de ser un chaval o lad como dirían en el norte de Inglaterra. Todos conocemos su carrera, siempre por encima de etiquetas de aquellos que buscaban vender una mala imagen sobre él. El mejor Beckham siempre será el del United y nunca un caprichoso cuando supo su rol en el Madrid desde el primer día.
Comienzos
“Nunca ganarás nada con esos críos”. Esto fue lo que dijo en su momento un famoso comentarista británico cuando Ferguson apostó por los Fergie Babes. Prontó retiró a un gran Andrei Kanchelskis de Old Trafford y pronto se ganó el apoyo de la grada. Una apuesta de Bobby Charlton y Alex Ferguson. Líder del mejor centro del campo jamás visto en mucho tiempo con Scholes, Giggs y Roy Keane. Todavía con el diez a la espalda se mostró al mundo con un gol desde el medio del campo en una soleada tarde ante el Wimbledon. Cantona fue de los primeros en disfrutar de su esencia. El mejor Beckham tenía desborde aunque no lo necesitaba con su maravilloso tobillo. Para él, su mejor tanto fue en el Preston. Fue allí donde compartió vestuario con David Moyes y allí donde ha confesado que marcó el mejor gol de su carrera.
Presión
Ganador de todo y por encima de cualquier ruido. Jamás un futbolista fue tan acosado como Beckham tras aquella expulsión con Inglaterra en Francia 98.
Sus propios compatriotas, muchos de ellos, no le querían de vuelta. Si el halago no le debilitó, la crítica jamás le superó. Se vio a un Beckham maravilloso en 1999, el año del triplete y con él, al United que mejor ha jugado bajo la dirección de Ferguson. Una montaña rusa continua que pronto se estabilizó y cerró su romance definitivo con su país con aquel decisivo tanto ante Grecia. Milagros con la selección fueron imposibles y aún sin poder jugar estuvo en Sudáfrica 2010 como uno más.
Bernabéu
Su llegada al Madrid no fue vista en modo futbolístico. Con Figo, su mejor versión pocas veces pasó por el interior derecho. Tuvo que volver a quitarse el cartel de ‘niño mimado’ para ejercer un papel secundario. En un Madrid galáctico, Beckham acabó siendo el más terrenal. Asumió su rol y acabó dando una lección de profesionalidad en su última temporada. Con el adiós conocido, rescató a su equipo en una gran segunda vuelta impecable. Difícil encontrar malas palabras hacia él en todas sus despedidas. Ha estado en los lugares más exigentes del planeta, ante los medios más críticos y bajó un cliché que para otros hubiese sido insoportable.
Élite
Quizás se fue demasiado pronto de la élite. Sus apariciones con el Milan y esta última con el PSG demuestran que algo más de él nos perdimos en Europa. La realidad es que se marcha uno de los jugadores más auténticos de los últimos tiempos. Un ejemplo a seguir, un modelo de profesional.
Brit Links Relacionados
por aquel entonces hasta k vino al madrid solo lo conocia de la champions, de ser un “guapo” y de central perfectamente, y pense k vino al madrid a vender camisetas, pero siguiendolo mas me sorprendio, un bregador, luchador y con coraje, para nada un quejica, se adapto a jugar en el centro, algun partido incluso casi de medio defensivo, peleaba y luchaba como el que mas, luego el ultimo año despues de estar defenestrado y en la grada (y sin decir una palabra ni queja) lo tuvieron que rescatar, y salio al rescate, como un señor.
un profesional de los pies a la cabeza, que ademas se ha cuidado, y poca gente podra tener una mala palabra de el, su problema, ser demasiado guapo y mediatico
Siempre fue un ejemplo de profesional y en Madrid tardó en ser respetado. Muchos cayeron en lo fácil y sólo lo identificaron con un modelo de pasarela. Pronto demostró que era todo lo contrario