Fútbol Inglés (BRITCORNER)

alt="" width="154" height="300">Estaba convencido que el pasado fin de semana, ante el Chelsea, en las semifinales de la FA Cup, el Arsenal iba a ser Arshavin y diez más. Tras haber jugado con el Zenit, el ruso no puede disputar la Champions, y al haberse perdido el duelo con el Villarreal era el jugador más fresco para el duelo en Wembley. Pues no. Ataque de entrenador o genialidad de Arsene Wegner, véase como se quiera. La eliminación de los gunners con la suplencia de Andrei generó cierta polémica en la city.

En Anfield ya no cabía discusión alguna. Arshavin titular y con cierto aire reivindicativo. Con ganas de callar muchas bocas, para muestra su celebración en los dos primeros goles. Cuando llegaron el tercero y el cuarto, tuvo que improvisar una nueva, ante su propio asombro.

Me cuesta mucho catar a Arshavin. Nunca sabes por donde van a ir los tiros con él. Tan pronto te revienta a la selección holandesa con la actuación individual más destacada de todo un año futbolístico, como desaparece en varios partidos consecutivos y con ciertos aires indolentes. Así son los genios, defenderán algunos (los mismos que alaban a Guti, por ejemplo). Donde la presión hunde a unos, él se crece. Y donde otros aprovechan para brillar, él se muestra ausente.

Ayer, en uno de los mejores escenarios posibles y en los que él se siente como pez en el agua, Arshavin rentabilizó la inversión del Arsenal. En sólo noventa minutos. Copiando una frase de Javier Trinidad en su artículo sobre Guus Hiddink, ya saben la fórmula: Para partidos decisivos, ponga un Arshavin en su equipo. No fallarán. Lo que le van a echar de menos en las semifinales de la Champions ante el United. Podría reventarla él sólito. 

No se porque he tenido tantas dudas respecto a Andrei, su triunfo estaba predestinado. Con las tres primeras letras compartidas con el nombre de su equipo y de su manager, estaba cantado. ARSenal, ARSene y ARShavin. La triple ARS, la ecuación perfecta.