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La historia menos conocida del Manchester City

  • Como homenaje al City y a su historia me gustaría trasladaros a los años 30, una de las épocas más exitosas de los Citizens que se cortó de raiz con un descenso a Segunda de lo más peculiar.

Desde su nacimiento a finales del siglo XIX, el Manchester City fue un equipo que alternaba entre la primera y la Segunda división sin ser capaz de lograr triunfos mayores, salvo la FA Cup de 1904, en la que vencieron al Crystal Palace. Pero en los años 30 la fortuna de los Sky Blues cambió iniciando una de las décadas más gloriosas de club, cuyo mayor logro fue el título de liga del año 37. Todo comenzó en el año 33, cuando lograron alcanzar la final de la Copa contra el Everton, y aunque se les acabó escapando, al menos fueron protagonistas de un día especial: el primer partido en Inglaterra en el que los jugadores lucían dorsales en su espalda. Los de Liverpool del 1 al 11 y el Man City del 12 al 22.Al año siguiente repitieron final, gracias en parte a su afición que respondía como nunca. En un partido frente al Stoke City, el estadio de Maine Road alcanzó los 85.000 aficionados, una cifra espectacular que los jugadores quisieron agradecer de la mejor manera posible.

No fue sencilla la final contra el Porsmouth, y mucho menos después del fallo garrafal del guardameta del City, Frank Swift, al que se le resbaló un disparo inocente que acabó en la red. El joven cancerbero de 19 años gritaba desconsolado en el descanso cuando el veterano ariete Freddy Tilson fue a tranquilizarle y le dijo: “No te preocupes, meteré dos goles en la segunda parte”. La profecía se cumplió y ayudado por un enorme Swift bajo palos, el doblete de Tilson mandaba la FA Cup a Manchester. Cuando el silbato sonó, el imberbe portero seguía hecho un manojo de nervios y se desmayó teniendo que ser ayudado para recoger su preciada medalla. Años más tarde Swift se acabó erigiendo en capitán de la selección inglesa. Lamentablemente falleció en 1955 cuando viajaba con el Manchester United en el fatídico accidente de Munich que sesgó la vida de numerosos jugadores del equipo y algunos periodistas, entre los que se encontraba el propio Frank.

La llegada de Matt Busby
Pero la historia todavía tenía un momento más glorioso reservado para aquella generación de jugadores. En ella destacaba un joven Matt Busby, que curiosamente acabó siendo uno de los mejores entrenadores de sus archienemigos de Manchester, los odiados Red Devils del United. En la temporada 36-37 el Manchester City logró alzarse con el título de liga tras un año espectacular en el que el equipo se convirtió en una máquina de hacer goles logrando más de 100 y superando los registros de todos sus rivales. Todo parecía indicar que la racha de los Citizens seguiría durante varios años, pero el destino tenía otros planes mucho más estrambóticos para la siguiente English Season.


El Man. City volvía a ser favorito en la temporada siguiente y estaba dispuesto a defender su título de campeón. Pero las cosas salieron mucho peor de lo que se esperaba y la baja de algunos jugadores claves que dejaron ese año el club les acabó relegando a la Segunda División. Lo curioso de este descenso lo encontramos cuando echamos una ojeada a las estadísticas. Los de Manchester fueron el conjunto más goleador de los 22 equipos de la liga con un total de 80 dianas. A primera vista lo lógico es pensar que la defensa fue un auténtico desastre, pero encajó tres tantos menos de los anotados. Esta situación tan particular parece difícil que se vuelva a repetir. Estamos ante una distribución de goles tan extraña que ni el más macabro guionista de Hollywood sería capaz de diseñar.

Así finalizaba una década histórica para el City que no volvería a codearse con los grandes hasta finales de los 60 cuando logró su segundo y último título liguero, y la conquista de Europa con la Recopa de 1970. Esperemos que los jeques árabes dueños de los Citizens sepan la responsabilidad que supone tener a sus espaldas más de 120 años de historia pintadas de azul cielo llenas de victorias épicas y de grandes tristezas, que han dado al club inglés una personalidad propia que nunca debería ser arrebatada ni por todo el oro del mundo.

       

 

Comentarios

1

Gracias por explicar por qué somos del City. No hay dinero para pagar a un Colin Bell

Saludos

“Lama”
17 de febrero de 2009 a las 10:32 pm
2

Extraordinario artículo, imposible relatar mejor tantos hechos remarcables.

Giorgios Papaloukas
17 de febrero de 2009 a las 11:40 pm
3

Bonito comentario!!!

javicostinha
18 de febrero de 2009 a las 9:52 pm

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