Gianfranco Zola, el mago tranquilo
Siempre Napoli
Su carrera quedó marcada al llegar a Nápoles con 23 años. Había tardado bastante en explotar pero, cuando lo hizo, fue para compartir vestuario con Maradona y ser señalado como su sustituto natural en el equipo. No fue una situación sencilla para él, puesto que Diego era el virrey de la ciudad y hacía y deshacía a su antojo. Sin embargo, el genio argentino le acogió como a un hermano pequeño, quedándose con Zola a practicar el golpeo de balón y otros secretos después de los entrenamientos. Pronto se vio que no sólo compartía con el maestro su corta estatura. En su primera temporada con los napolitanos, la 89/90, aportó su pequeño granito de arena a la consecución del Scudetto, anotando 2 goles y dejando buenos detalles en sus contadas apariciones. Fue al año siguiente cuando se consolidó en un once en el que jugaban Ferrara, Crippa, Alemao, Careca o Silenzi, además de Maradona. El positivo del 10 y su consiguiente salida con nocturnidad a mitad de temporada convulsionaron la ciudad y el club comenzó la cuesta abajo. Zola permaneció 2 campañas más, ya como referente, pero necesitaba dar un salto en su carrera y un equipo ganador llamó a su puerta.
Destino: Parma
Así, en 1993, se enroló en el Parma. Hasta entonces se trataba de un conjunto menor, pero en los últimos años había recibido una importante inyección económica por parte de la empresa Parmalat y, a base de talonario, empezaba a codearse con los grandes. Durante las 3 temporadas con los parmesanos se consagró como uno de los “fantasistas” del Calcio, logrando grandes cifras goleadoras y peleando por todos los títulos. De la mano de Nevio Scala y con la complicidad de Benarrivo, Apolloni, Fernando Couto, Dino Baggio, Sensini, Asprilla, Brolin, Stoichkov, Cannavaro o un jovencísimo Buffon practicaron el mejor fútbol que podía verse en Italia y uno de los más contundentes de Europa.Tras el subcampeonato de la Recopa en el 94 (derrotados 1-0 en la final por el Arsenal de la defensa de acero) y la final de Copa de Italia perdida con la Juventus en el 95 les colocaron la etiqueta de frágiles en los momentos decisivos. Pero tuvieron ocasión de resarcirse y ese mismo año 95 les vio coronarse campeones de la UEFA, venciendo precisamente a la Juve en la final. Por el camino quedaron el Athletic de Bilbao en octavos (¡qué gran eliminatoria!) y el Odense en cuartos, verdugo sorprendente del Real Madrid. Zola vivía un momento especialmente dulce y la selección no podía desaprovecharlo. Arrigo Sachi se lo llevó al Mundial de Estados Unidos pero su recuerdo de aquella cita no puede ser más triste. Sólo saltó al terreno de juego en el partido de octavos de final contra Nigeria y a los pocos minutos fue expulsado, la única tarjeta roja de toda su carrera. La victoria final en el torneo habría endulzado de alguna manera su ostracismo, pero el error de Roberto Baggio en la tanda de penaltis contra Brasil rubricó la tragedia. Dos años más tarde lideró a la Azzurra en la Eurocopa de Inglaterra. Vencieron a Rusia en el primer partido pero cayeron con los checos en el segundo. Aquello les obligaba a ganar a Alemania en el último choque y la fatalidad quiso que Zola fallara un penalty que les habría dado el pase. Fue un nuevo resbalón con la camiseta nacional que los tiffosi no terminaron de perdonarle. De hecho, no fue llamado para el Mundial de Francia y cerró de este modo su trayectoria con Italia.
–> –> –> –> –> –>Londres
Pero el año 96 le deparó también una buena noticia. A pesar de que contaba ya con 30 años, el Chelsea se hizo con sus servicios y aquel fue, como reconocería más tarde, el comienzo de la mejor experiencia profesional de su vida. Y es que, el bueno de Gianfranco, alucinaba con la atmósfera de los partidos en Inglaterra y la adoración que recibía de los fans. Allí se sentía como un verdadero ídolo y con las mismas ganas de oler a césped que un juvenil. La primera temporada, a las órdenes de Ruud Gullit, no pudo ser mejor. El Chelsea conquistó la FA Cup tras vencer por 2-0 al Middlesbrough en Wembley, acabando con una sequía de títulos que se prolongaba desde hacía casi 30 años. Zola había resultado decisivo en las eliminatorias y levantaba su primer trofeo apenas unos meses después de pisar suelo británico. Pero esa no sería su única alegría puesto que, además, fue elegido mejor jugador del ejercicio por la Asociación de la Prensa, el primero de la historia del Chelsea en obtener tal galardón. Llegar y besar el santo.
Con Vialli y cía
La temporada 97/98 fue, si cabe, todavía mejor. A pesar del cambio a mitad de temporada de Gullit por Vialli, los blues se alzaron con la Copa de la Liga, la Recopa y la Supercopa de Europa, resultando el concurso de Zola muy importante en todos estos triunfos. Curiosamente, el hermano pequeño de los torneos de copa les enfrentó de nuevo en la final al Middlesbrough, con idéntico resultado que el año anterior, 2-0. Por su parte, la consecución de la Recopa supuso para los londinenses la recuperación del prestigio en Europa y la entronización absoluta del atacante italiano. En las eliminatorias se deshicieron del Betis de Alfonso, Jarni y Finidi y de un correoso Vicenza entre otros, alcanzando una final donde les esperaba el Stuttgart. Allí, en el mítico estadio Rasunda de Estocolmo, fue donde Zola plasmó su mejor truco. Saltó al campo mediada la segunda parte debido a unos problemas musculares y, a los 20 segundos, en un balón adelantado, la colocó a bote pronto en la escuadra de Wohlfahrt (sí, aquel portero austriaco que encajó 9 en Mestalla). Dos toques, un golazo y otro título a la saca. La Supercopa europea lograda en Mónaco frente al Real Madrid (1-0, obra de Poyet) puso la guinda a un triplete de ensueño…aunque con escuderos de lujo como Leboeuf, Petrescu, Wise, Le Saux, Di Matteo o Flo lo raro hubiera sido quedarse en blanco.
Primera Champions
Vídeo Gianfranco Zola “In memory for good times”
EN BC: Chapeau a Zola
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Idolo de idolos en Stamford Bridge, por él, yo me hize hincha del Chelsea Fc.
Y creo que algún dia va a regresar a Stamford Bridge y va a triunfar con el club.