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Ferguson, la Champions y las pieles del campeón

--> --> --> --> --> -->Es una foto propia de un reportaje: el técnico, sonriente, recostado sobre un sillón gris, con la pizarra estratégicamente colocada detrás de él; a la izquierda, las fotos de familia con su mujer, Cathy, y sus tres hijos; algunos papeles concienzudamente ordenados junto a un periódico doblado por la mitad sobre la mesa y, en primer plano, en todo su esplendor, majestuosa y reluciente reposando sobre la moqueta, la Copa de Europa ganada en Barcelona al Bayern de Munich. Se trata, efectivamente, de un reportaje que publicó la revista oficial de la Champions el pasado mes de febrero, íntegramente dedicado a Sir Alex Ferguson y su fijación por el trofeo de clubes con más prestigio del mundo. Se titula “La obsesión majestuosa“, y relata las sensaciones del escocés en cada de uno de los partidos que le han marcado en la competición, comenzando por la final de 1960, que el Real Madrid ganó (7-3) al Eintracht de Frankfurt en Glasgow, y que Ferguson presenció con 19 años como jugador de un equipo llamado Queen’s Park (el club más antiguo de Escocia).

Recuerdos

Habíamos visto al Eintracht en la semifinal eliminar al Glasgow Rangers por 12 a 4 en la eliminatoria, y pensamos que los alemanes serían favoritos. Nos equivocamos“, dice Ferguson sobre la final más espectacular en la historia de la Copa de Europa. “Tuve suerte de estar allí“, le contesta al periodista con gesto orgulloso. Ese fue el pistoletazo de salida para él, a partir de ahí soñó con más fuerza si cabe con ser, algún día, campeón de Europa. El primer avance llegó cuando, veintitrés años después de ver a Di Stefano brillar en Glasgow, le tocó enfrentarse a él, entonces entrenador del Real Madrid, como técnico del Aberdeen, en la final de la Recopa de 1983, en el estadio Ullevi de Goteborg. Victoria por 2 a 1, con goles de Black, y de Hewitt en la prórroga. Fue el último título europeo ganado por un equipo escocés, y la tarjeta de presentación a Europa del Ferguson entrenador. Volvería a ganar ese título con el Manchester en el 91 (contra el Barça, precisamente, de nuevo 2 a 1), pero sólo era un medio para llegar al fin.

El 99

El fin tuvo escenario (Barcelona), fecha (26 de mayo de 1999) y el desenlace que todos conocemos, en el partido contra el Bayern que nadie podrá olvidar. Y menos el técnico, que vio recompensada (que no saciada) su obsesión por la ‘orejuda’. De la final de Moscú, el año pasado, (segunda estación del trayecto, para la que hicieron falta ocho años de espera), Ferguson recuerda especialmente un detalle: la cara de Van der Sar hacia su portería antes del penalti que le tocaba lanzar a Anelka. “A la mitad del camino, le vi sonreir, y supe que estaba convencido de que ganaríamos el trofeo“. Fue la segunda final de Champions jugada, y ganada por el Manchester de Alex Ferguson. Y este miércoles, sin compás de espera, llega la tercera en Roma, en la que el Manchester puede convertirse en el primer campeón que repite título con el nuevo formato.

El Madrid como objetivo

Así que, de nuevo, su equipo le da la oportunidad al entrenador de Govan de renovar su ambición. “El Real Madrid tiene nueve Copas, así que es un objetivo lógico, que merece la pena perseguir“, comenta echando las cuentas. Para conseguir reducir la diferencia entre el Real Madrid y el Manchester en cuanto a títulos, hay pocos entrenadores que conozcan tan bien las armas y los medios de los que disponen para lograrlo. Lo tiene todo. La sabiduría, la experiencia y, sobre todo, el hambre. Siempre quiere ganar. Quiere ser el mejor“, le define Ole Gunnar Solskjaer, el actual entrenador del equipo reserva y autor del gol que valió el título de 1999. Una vez más, Sir Alex tendrá que elegir. Esta vez no parece ser una cuestión de futbolistas, con la salvedad del estado de Rio Ferdinand, al que todo el mundo en Inglaterra da como titular sin ningún lugar a la duda. Como contra el Arsenal en el Emirates, Cristiano Ronaldo partiría como punta (posición en la que es más difícil de marcar, porque está continuamente desplazándose y abre espacios a sus ‘escuderos’), con Ji Sung Park a su derecha y Rooney a su izquierda. Carrick y Anderson serían fijos en el centro del campo, junto con Giggs (que tiene más opciones de ser titular que Scholes), y las otras cuatro posiciones fijas serían para Van der Sar, O’ Shea, Vidic y Patrice Evrá, (al que le tocará sujetar de nuevo a Messi, nada menos).

Estilo

Los cromos, por lo tanto, parecen decididos. Lo que falta saber es la piel que se pondrá el Manchester United, que goza de una demostrada capacidad para cambiar de registro sin alterar su nivel de éxito. Quitando el doble empate en la fase de grupos con el Villarreal, sólo en el partido de Old Trafford contra el Oporto dio la sensación de sentirse desbordado. Y fue porque se encontró una actitud en el rival que no esperaba: el Oporto no le esperó atrás, prudente y temeroso, sino que salió a quitarle la pelota más allá de su campo y a llegarle de todas las formas posibles, y cuantas más veces mejor. Eso mareó al Manchester, que llegó, no obstante, a ir por delante en el marcador. Pero, salvo esa incómoda excepción, siempre ha sido el Manchester el que se ha impuesto en el planteamiento ante su rival. Siempre ha salido victorioso de la batalla táctica. Pasó en San Siro, donde todo el mundo esperaba un equipo replegado, metido atrás, obsesionado con tapar espacios en el centro del campo. Incluso Mourinho dudó en rueda de prensa que el Manchester fuera capaz de salir al ataque en un partido como ese. Se equivocó, y Ferguson le ganó la partida. Volvió a pasar en el Emirates, (resbalón de Gibbs aparte), en un encuentro que Evra definió como de “hombres contra niños“. También le ha salido bien la propuesta más conservadora, como en la eliminatoria de semifinales contra el Barça de la pasada temporada, y en algunos momentos de esta (como tras el gol de Ronaldo en el 0-1 de O’Dragao), donde se ha visto a un equipo preocupado por tapar huecos y vigilar su retaguardia.

Preguntas

Ahí está la duda. Sabiendo que es capaz de colocarse un traje u otro, ¿cuál se pondrá al inicio en el Olímpico? ¿Saldrá a esperar al Barça, y a apretar a Xavi y a Iniesta cuando entren en contacto con el balón; o cometerá la osadía de tratar de quitarles la pelota? ¿Le dará la oportunidad a los del centro del campo de intentar tocar, o será un constante puente aéreo entre Ferdinand-Vidic y el aguante de Ronaldo? ¿Adelantará mucho la defensa, o sabiendo lo flojo que es Van der Sar con los pies, preferirá juntarse del centro del campo para atrás tapando todo lo que pueda? Son interrogantes que deja un equipo camaleónico, antes de pelear por darle a su entrenador algo que pueda aliviar su interminable ambición. ¿Quién quiere jugar a adivino?

 

Comentarios

1

No sabía que había visto en directo aquella final del Madrid.

Y yo me pregunto: si vio ese partido en directo, ¿por qué le ha cogido tanta tirria al Madrid?

¿No le gustó lo que vio? ¿Quiere venganza… qué?

Clark Kent
3 de junio de 2009 a las 5:25 am

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Pedro Puig, diseñador freelance