Ferguson, Blomqvist y el espíritu de Sitges
@rodrigo_marciel.- “Estaréis a unos metros de la Copa de Europa pero no seréis capaces de tocarla, por supuesto. Tenéis que pensar en esto, que habéis estado tan cerca que muchos de vosotros nunca lo volveréis a estar nunca. Odiaréis este hecho el resto de vuestras vidas así que aseguraos de que no perderéis. No os atreváis a volver sin darlo todo”. Es el discurso de Alex Ferguson en el descanso de la final de la Champions League de 1999 contra el Bayern Múnich en Barcelona. Está recogido en el libro de Michael Crick’s, The Boss, una noche que el United llevaba esperando desde 1968, año de la primera y hasta entonces última Copa de Europa que tenía el club. Sin embargo, la madrugada anterior a la final un actor secundario pasó una noche para el recuerdo a pocos kilómetros de Barcelona. Ferguson concentró al equipo en el bello y costero pueblo de Sitges, cercano a la capital catalana. Se llevaba semanas preparando este partido que significó el famoso triplete del United y el encuentro ya tan comentado por esos dos goles en el descuento. Los red devils jugarían sin Keane ni Scholes en el centro del campo por sanción. Jesper Blomqvist (en la foto 1 primero sentado por la izquierda), extremo zurdo sueco, sabía tres semanas antes que iba a ser titular ya que Giggs jugaría en la derecha y Beckham haría de medio centro junto con Butt en el centro del campo. Presión máxima para un suplente que se aferró a la táctica de Ferguson para esas citas.
Blomqvist no sabía por aquel entonces que iba a jugar su último partido con el club y eso que era su primera temporada. Llegó como gran joya del fútbol sueco en 1998 procedente del Parma pero nunca marcó tendencia en Old Trafford. Las lesiones guiaron su carrera pero es cierto que ese año estuvo presente en 38 partidos dentro de una temporada histórica. Siempre se dice que los grandes técnicos manejan el trato psicológico casi mejor que sus artes en el césped y en este caso fue un fiel reflejo. “Me escribí una carta a mi mismo. Decía : “Tú puedes hacerlo, eres más rápido que el resto, estás en buena forma”, comenta Blomqvist. Ferguson había preparado tanto al futbolista que les provocaba este tipo de reacciones como táctica para la motivación, sabía que el extremo sueco había perdido confianza en un año lleno de dudas y les incitaba para escribir discursos que estimulasen. Ocupar el lugar de Giggs en el campo siempre fue una losa para él y lo sería más si cabe en una cita tan importante. Blomqvist estuvo a punto de marcar antes de ser sustituido por Teddy Sheringham cuando el United agonizaba con el 0-1 y ya 67 minutos de partido. El resto de la historia es ya de sobra conocida pero para Blomqvist fue el final de su periplo más exitoso y a la vez cruel. Siguió en Old Trafford hasta 2001 sin jugar cuando fichó por el Everton, su rodilla le dejó apartado dos años pero siempre podrá decir que jugó una de las mejores finales de la historia. Aquella carta escrita en un cómodo hotel de Sitges decía mucho, un intento de motivación personal que reflejaba la ansiedad del deportista de élite antes de su noche más importante. El discurso de Ferguson en el descanso tuvo para Blomqvist un fiel presagio, nunca volvió a una final europea pero siempre se acordará de aquella.
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